5 ago 2009

TÚ Y YO.

Yo te veo, pero tú no quieres verme.
Yo te escucho, pero no te interesa.
Yo te anhelo, tú te das la vuelta.

Tú no me buscas y yo te espero.
Tú me callas cuando yo callo.
Tú me interrumpes cuando te digo que te extraño.

Yo me resigno, tú no quieres perder.
Yo te cuestiono y tú, respondes con preguntas.
Yo soy tal cual, pero a ti no te dice nada.

Tú me besas cuando yo no quiero.
Tú no propones y yo adivino.
Tú te presumes y yo me carezco.

Tú y yo somos pero no nos vemos.
Tú y yo nos besamos pero no nos queremos.
Tú y yo callamos cuando hay mucho que confesar.
Tú y yo carecemos de sentido.

Tú, o yo, yo, o tú... no es lo mismo, y nunca igual.

PENSAMIENTOS MORIBUNDOS.

La relatividad de la imagen de tu vida, la relatividad de tu mirada trastocada y las formas insistentes.
La consecuencia de no verte indecentemente con la nostalgia de mis sueños peturbados.
¿Cómo intentar desprenderme de lo que no me interesa pero ahí está, sin seguir interesándome?
La pulcritud de tu sonrisa enferma, la suciedad de tus manos maltratadas y todas aquellas risas que te arrancan la inocencia.
Esta verdad que no puede con la calma, ni las musas inspiran al mendigo hambriento; no soy sólo más que la necedad de mis deseos.
Que no siempre lo que deseas es lo que necesitas, relativo está demás por intentarlo.
La consecuencia de no luchar por tus locuras, todo el mundo dice que no puede con sus fantasmas educados, muy pocos son tan absurdos como dicen.
Dime por dónde inicio a no escribirte...
La relatividad de lo que hablas es relativo, relativo con la vida de tus pensamientos moribundos.
No hace falta que me cuentes otra historia consumada, ya me aburren las entrañas licuadas por nostalgias.