27 nov 2008

¿SERÁ?


Dicen que la vida te provoca, que los aspectos enajenan, que el espíritu evoca y que la suerte se esconde.

Cuentan que los cielos se entristecen cada vez que muere un pez y se pisan las hojas secas.
Entre mundos esconden la memoria, la idea de volar, la falsedad de creer, la necesidad de besar.

Dicen que uno escribe para no hablar, y para no dudar entre silencios.
Cuentan que los mares se mezclan entre sal y melancolía, entre humos de cigarros y noches bohemias a la orilla de la terraza marina inundada de recuerdos.
Pasas de un mundo a otro volando sin darte cuenta, sin necesidad de ver dónde está tu nube o dónde está la noche. Facilidad de palabra constante a punto de enloquecer queriendo sentir lo que no se puede probar; discusión por intentar atrapar el aire que sopla tu cabello y levanta la tierra.
Alguna vez quise decir, otras tantas señalar y argumentar... pronto aprenderé a divertirme entre bestias mortales con ojos de ti, pronto intentaré revolverme de locura mundana de amor entre tu pierna y mi esternón. Contar el tiempo por abrazos y días por besos...
Después de todo, en el fin, hay una liberación transportada a la ilusión de verte llegar y a la vez, partir, y después sabes que nunca has estado ahí.
Hay instantes que no son más que mensajes subliminales para decir ¡no!
NO PASA NADAAAAA!!!!
Con el susurro del pasar del viento sobre tu cabello y la mejoría de tu amor consumado en la distancia electrónica, con estas palabras indecisas sin nada de coherencia entre platicar y decir o intentar comunicar. A veces pienso qué hago para creer, a veces con justa necedad de inventar riesgos y lágrimas interpuestas, locas e infrahumanas. Necedad de parlar ante ti, ante nadie y ante todo.
Del centro al norte hay una gran discrepancia de razones y virginidades medievales astrales elocuentes perfectas, como la castidad. Hay un Dios que perdona, pero yo no soy Dios para perdonar.
Si te interesa la cordura, ve y envuélvete entre sábanas que ya no claman tristezas por querer lo que nunca fue.
Adiós te dije sin pensarlo, lo dije con voz callada y me separé de tu foto en mi memoria, la última vez que supe de ti fue cuando te vi en los recuerdos de tu amiga, dibujó tu morada imaginada y yo, reí.

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