7 ago 2008

10 AÑOS

A veces no siento que haya pasado tanto tiempo, pero el calendario y los años no me dejan mentir y menos perderme en la fantasía de que no ha pasado tanto.
Tenía 21 años cuando en 1998 dedidí venirme a Morelia.
Esta semana se cumplen exáctamente 10 años de mi arribo como estudiante a esta ciudad de la cantera rosa.
Aún recuerdo el fin de semana antes de entrar a clases. Varios amigos y sus respectivas nos fuimos a la isla de Yunuen en Janitzio donde pasamos una buena peda. Fue la primer vez que me perdí en la borrachera. Jugamos ping-pong demasiado divertidos y chupando hasta que los reflejos no dieron para más. La experiencia fue chida.
El primer día de clase llegué tarde. Un amigo había quedado de pasar por mí para que no llegara solo y el güey se tardó, por lo que yo llegué demorado.
Recuerdo que ya todos mis compañeros estaban dentro del salón de clase, asunto que no me asustaba, pero sí quería llegar a tiempo para ir viendo dónde madres me iba a sentar y con quiénes compartiría clases. Pero no fue así, tuve que tocar la puerta, entré y obviamente todos los del salón voltearon a ver quién jodidos faltaba de ser su compañero. Nada qué escoger, sólo quedaba una sola silla donde podía sentarme y esa estaba hasta el otro lado del salón, así que tuve que pasar por enfrente de todos; fue medio incómodo, pero ni modo.
Esos primeros días de introducción, recuerdo que no fueron del todo gratos, no tenía amigos y apenas platicaba con algunos de ellos.
En el curso de inducción a la Biblioteca, me hizo plática Marcela, quien me decía: "Te veo que sales del salón y solo, entras y solo, siempre solo, por qué".
En fin, muchas cosas han sucedido en 10 años que llevo viviendo aquí. Se dice que para ser ciudadano de un lugar, por lo menos tienen que pasar 10 años de residencia, cosa que a mí realmente me tiene sin cuidado, pero me doy cuenta que 10 años realmente son un chingo. Ahora estoy en los 31, cuando a mis 21 era todo un chamaco, aunque ya era la mayoría de edad en todo mundo. Era de los más grandes de los compañeros, como dos eran los más grandes y algunos menores a mí por un año o la misma edad, pero casi todos tenían 18 años.
Viví en casa de Humberto, él me hizo el paro de recibirme en su casa cuando yo aquí no sabía bien ni qué onda. Vivía lo más cerca que estuve de la Universidad, sin embargo, no sé del todo por qué me despertaba a las 5am para bañarme e irme a la escuela si entraba a las 7:00am y estaba más cerca; me hacía como 15 min máximo. En fin, un día Hugo, hermano de Humberto me dijo que sería cuestión de agarrarle la onda y que luego media hora bastaría para estar listo e irme a la uni.
En estos díez años, he tenido la fortuna de haber conocido a tres de mis grandes amigos, considerados hermanos. Formamos un gran equipo de trabajo y estudio y la neta se les quiere un chingo cabrones... Jairo, Beto y Bernardo. A ellos gracias por tenderme la mano y recibirme en su casa. De hecho, los considero mi familia en Morelia. Cuando yo llegué aquí, nadie de mi familia estaba como para haberme refugiado con ellos; realmente llegué con los amigos de Zitácuaro de toda mi vida, pero tuve que comenzar de cero y abrirme paso con mi nuevo círculo de amistades por realizar.
No sé cómo agradecerles estos 10 años de amistad, pero realmente espero ser un buen amigo así como ustedes lo han sido conmigo.
Cómo olvidar aquellos días de disque amenazas de boma en la uni que terminamos "festejando" en el depa de Cosmos... jajajajajaja, buenas prácticas ¿Qué no Beto? y te rayaste esa vez ¿no Jacko?... pobre tigre del cobertor, hasta hizo biscos jajajajajaja.
10 años de iniciar en el chupe oficialmente... jajajaja. (con moderación)
Si hubiese tenido un bebé a mis 20 ó 21 años, ahora tendría 10, ¿bastantes no?, tendría quizá 10 años de casado, 10 años trabajando, 10 años de que no sucedió nada de lo que ahora son recuerdos totalmente gratos.
Quizá sería bueno festejar los primeros 10 años de estar aquí y de haber conocido a la gente que ahora tengo la fortuna de contar con ellos.
Sin duda gracias, la montaña de recuerdos de estas 10 primaveras creo que es compartida por ustedes.
Han sido sin duda un reto en todo sentido, que quizá muy pocos sobreviven a lo que yo viví, pero con ganas y decisión todo se puede.
Aprendí a valorar no estar en la comodidad de mi casa, a dormir en el suelo cuando me salí de la casa de Humberto para irme a Los Pinos y luego a Cosmos. Viví las carencias de la comodidad, de bañarme con agua siquiera tibia, de contar con un vehículo para ir a donde fuera, de llegar a la casa y que alguien me esperara. De no tener ni dónde concinarme un mísero huevo, ni poder tener leche o jamón para un sandwich porque no había refrigerador. No había tele, sólo una grabadora que no funcionaba del todo bien y el radio era lo único que escuchaba. Esas tardes de soledad forzoza, cuando me salía a la tienda de la esquina a comer porquería sentado en la banqueta pensando en la necesidad de estar mejor.
Recuerdo que despertar para bañarme era lo primero que no quería hacer, puesto que el agua estaba demasiado fría... era enero, y yo, pues tenía que asearme así quisiera o no. Tengo quizá el trauma de no poder salir de casa sin bañarme a la hora que me levante de la cama. Me volví resistente y me acostumbré a bañarme con agua realmente fría.
Bien dicen que la necesidad es lo que hace salir adelante.
Luego vinieron los momentos de gloria del Amanecer... llegar a una casa que lo tenía todo, por la módica cantidad de 100 pesos mensuales era un súper lujo que no cualquiera. Cuarto para mi solo, cocina, etc, era lo mejor y lo más chido es que me la habían ofrecido a tan bajo precio, prácticamente para cuidarla. Eso sucedió en el 2 mil a mi regreso de mi primer viaje a Alaska.
Ahora en 10 años, los amigos han aumentado y eso es chido, realmente cuento con verdaderos amigos y amigas, pero la familia sigue siendo la misma, sólo creció.
Que fortuna verlos envejecer cabrones, aunque voy adelante en años, algunos ya se ven más jodidos que yo eh güeyes... jajajaja.
Quizá este tiempo amerita que escriba algo mucho más largo y entretenido, o simplemente algo mejor que merezca el cumplir 10 años y que mis casi nulos lectores (cosa que agradezco) digan: "ahh que chida forma de plasmar los 10 años que éste cabrón cumple en Morelia", pero pues no, esto es lo que es y así será jajajaja; es lo que me va naciendo en este mismo instante en que me puse a escribir.
Sin duda se me olvidan muchas cosas, pues es bastante tiempo para poder redactar mil anécdotas, pero no sé, aquí quiero terminar...
"Gracias Totales" (DAR.)
A cada uno de ustedes (quienes saben quién son lo aseguro) por contribuir a este décimo aniversario.
Gracias brother`s, sister´s, vida, madre, hermano, cuñada, padre (qed), tía... Alaska, gracias.
ATTE. Ra

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