17 jun 2008

Un Schnauzer Standar

Hace como 5 años, mi hermano me dijo que mi madre había comprado un perrito, que no sabía qué raza era, pero que ya lo tenía. Cuando lo vi, me dio mucha risa, así que era un Schnauzer Standar Negro, macho.
Mi madre lo tenía un poco reprimido en su afán de educarlo para que no hiciera de las suyas y sólo obedeciera las órdenes de su ama y que estuviera a donde quiera que fuera.
En fin, cuando le pregunté cómo le pondría, me dijo que "Shadow"... ups, por un momento me dije: "uyyy, que nombre tan original para un perro negro, no, mejor otro y bla, bla, bla"; pero pues mi madre no cambió de opinión, se llamó "Shadow". Ya no había nada qué hacer, pues ya le había comprado su placa con ese nombre, así que ni modo.
En fin, poco a poco y sin querer realmente, lo fui mal acostumbrando según mi madre. De cachorro, lo sacaba de donde estaba encerrado por las noches y me lo llevaba a dormir conmigo en mi cama, así que se fue acostumbrando a estar en ella cuando yo estaba; obvio que cuando se dio cuenta mi madre, no le pareció pero nada la idea. Al paso del tiempo, me quedé sólo en casa como por tres meses algo así, fue cuando el "Shadow" ya no podía quedarse en el lugar que le correspondía, ya tenía que estar en el cuarto. Una vez más, cuando llegó mi madre, no le pareció la idea y me regañó.
Viajaba conmigo cada ocho o quince días a Morelia, el cabrón me sacaba unos buenos sustos, pues yo, concentrado o pensando miles de cosas, o simplemente escuchando música, si veía un caballo, perro, burro; ladraba de la nada cerca de mi oído. "Cálmate güey, cállate", le decía yo encabronado del susto que me había metido y medio sordo del pinche ladrido que se había aventado. El condenao perro casi casi se quería salir por la ventana.
"Shadow", "Charo", "Charol", "Charito".
Un día por la tarde-noche, estaba en mi casa y el perro afuera en el jardín. Se acercó un niño que vive cerca de ahí y me pregunta: "oye, ¿cómo se llama el perrito?" y le dije con propiedad en todo mi inglés: "Shadow" (Shadou)... "ahhh, Charo, ven Charo" -dice el niño-. Jajajajaja, me dio mucha risa y creí que era más honesto o simplemente una buena anécdota para poder llamarle así. Sería una derivación de su nombre en inglés, interpretado al español por un niño que poco o nada entendió el nombre anglosajón que mi madre le había puesto a su perro.
Así que comencé a nombrarle Charo, con sus derivaciones en "Charol, Charito" y poco a poco fue ganando terreno en toda la familia y así le decimos, incluso mi madre, quien a veces se resiste y le nombra tal cual es, Shadow.
Ahora es un Schnauzer consentido por todos, es la segunda mascota canina con la que contamos en la casa. Le dio la bienvenida a mi sobrino desde que nació dándole lengüetadas donde caiga aunque mi cuñada no quisiera... yo, incitaba a que sucediera. De hecho, mi sobrino lo besaba y yo le decía, (chantageándolo) que lo hiciera jajajaja. Es la adoración de mi madre y su fiel compañero, él su gran guardián.
Esta es una pequeña historia de "Charo", escrita a petición de una amiga... gracias por darme ideas de qué escribir sin el afán de ser rebuscado en mis escritos.

2 comentarios:

Ana dijo...
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Blanca Nieves εiз dijo...
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